Indignación en Sinaloa tras el asesinato de Antonio y sus hijos Gael y Alexander, en medio de la prolongada lucha armada | EL PAÍS México
En la madrugada del domingo 19 de enero, la violencia en Culiacán, Sinaloa, alcanzó un umbral del que es poco probable que haya retorno. En la zona de Los Ángeles, a aproximadamente seis kilómetros del centro de la ciudad, un grupo armado intentó asaltar el vehículo en el que viajaba la familia Sarmiento Ruiz. Antonio de Jesús, de 41 años, el padre de familia al volante, trató de eludir el ataque y seguir adelante para evitar el robo; en respuesta, los agresores abrieron fuego en repetidas ocasiones hacia el interior, asesinando en el acto a Antonio y dejando gravemente heridos a sus dos hijos, Gael y Alexander Sarmiento Ruiz, de 9 y 12 años, así como a otro joven de 17 años que también viajaba con ellos y era un familiar. “Con los niños no”, es la frase que ha resonado en la sociedad civil de Culiacán este jueves, para acompañar en una ceremonia pacífica a la familia Sarmiento Ruiz, un caso entre miles de víctimas civiles que han resultado del avasallador conflicto durante más de cuatro meses entre las facciones que luchan por el control del cártel de Sinaloa.
“Atacaron lo que más queremos, que son los niños”, es la frase que ha repetido el profesor Víctor Manuel Aispuro, el director de la escuela primaria Sócrates, en Culiacán, en donde estudiaban Alexander y Gael, y uno de los convocantes la marcha pacífica de este jueves hacia el Palacio de Gobierno en Culiacán a la que han acudido miles de ciudadanos vestidos de blanco acompañando a la madre de Alexnder y Gael. La población se ha lanzado a las calles, ante el hartazgo por los homicidios, secuestros y robos que han sufrido en medio de la violencia desatada en el Estado, tras la entrega de El Mayo Zambada a las autoridades estadounidenses.
“Queremos que esto ya se acabe, si este Gobierno no tiene el poder de hacer que algo cambie, que se vaya”, dijo Aispuro ante las cámaras, momentos antes de que la manifestación irrumpiera en el Palacio de Gobierno, donde la madre de los niños, acompañada de familiares y amigos, intentó reunirse con el gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya, y este rechazara recibirla. En videos publicados por varias personas en redes sociales, se ve al grupo de mujeres bajar las escaleras del edificio al grito de “¡cobarde, cobarde!”. “Queremos paz, a eso vinimos, ya no queremos que se derrame más sangre”, dice la madre de Alexander y Gael, mientras les pide a los asistentes —furiosos— que se retiren de vuelta a la escuela.